Nos hicieron creer que el ''gran amor''
solo sucede una vez, generalmente antes de los 30 años. No nos contaron que el amor no es accionado ni llega en un momento determinado.
Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida solo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad.
No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en la vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos falta.
Nos hicieron creer en una formula llamada ''dos en uno'': dos personas pensando igual, actuando igual, que era eso lo que funcionada. No nos contaron que eso tiene nombre: anulacion.
Que solo siendo individuos con personalidad propia, podremos tener una relacion saludable.
Nos hicieron creer que el casamiento es obligatorio y que los deseos fuera de termino deben ser reprimidos. Nos hicieron creer que los lindos y flacos son mas amados. Nos hicieron creer que solo hay una formula para ser feliz, la misma para todos, y los que escapan de ella estan condenados a la marginalidad.
No nos contaron que estas formulas son equivocadas, frustran a las personas, son alienantes, y que podemos intentar otras alternativas. AH! Tampoco nos dijeron que nadie nos iba a decir todo esto.. cada uno lo va a tener que descubrir solo. Y ahi, cuando estes muy enamorado de ti, vas a poder ser muy feliz y te vas a enamorar de alguien.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Orgullo y prejuicio

Elizabeth: ¿Cómo empezó todo? Comprendo que una vez en el camino siguieras adelante, pero, ¿cuál fue el primer momento en el que te gusté? 
Sr. Darcy: No puedo concretar ni la hora, ni el sitio, ni la mirada, ni las palabras que pusieron los cimientos de mi amor. Hace bastante tiempo. Estaba ya medio enamorado de ti antes de saber que te quería. 
Elizabeth: Pues mi belleza bien poco te conmovió. Y en lo que se refiere a mis modales contigo, lindaban con la grosería. Nunca te hablaba más que para molestarte. Sé franco: ¿me admiraste por mi impertinencia?  
Sr. Darcy: Por tu vigor y por tu inteligencia.   
Elizabeth: Puedes llamarlo impertinencia, pues era poco menos que eso. Lo cierto es que estabas harto de cortesías, de deferencias, de atenciones. Te fastidiaban las mujeres que hablaban sólo para atraerte. Yo te irrité y te interesé porque no me parecía a ellas. Por eso, si no hubieses sido en realidad tan afable, me habrías odiado; pero a pesar  del trabajo que te tomabas en disimular, tus sentimientos eran nobles y justos, y desde el fondo de tu corazón, despreciabas por completo a las personas que tan asiduamente te cortejaban. Mira cómo te he ahorrado la molestia de explicármelo. Y, la verdad, al fin y al cabo, empiezo a creer que es perfectamente razonable. Estoy segura de que ahora no me encuentras ningún mérito, pero nadie repara en eso cuando se enamora.
-Orgullo y Prejuicio.Jane Austen

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